Para ningún padre o madre resulta fácil asumir que su hijo posee algún tipo de trastorno o dificultad en el desarrollo. En los momentos iniciales es normal la presencia de sentimientos como miedo, rabia, confusión, culpa y ansiedad, dando como resultado que el primer contacto con el diagnóstico no sea el “correcto” desde una perspectiva terapéutica.
Para poder entender verdaderamente las implicaciones de un diagnóstico y asimilar esta nueva situación, se requiere tiempo que permita entender los cambios en la dinámica familiar e individual de los padres. Algunas veces se requiere de asistencia terapéutica o del profesional de la salud que diagnostica, en especial cuando se presente alguna de las siguientes situaciones:
La falta de información
Es importante que los padres se sientan informados y orientados durante el proceso, muchos de los trastornos o dificultades que requieren un apoyo terapéutico no son de conocimiento público, por lo que es importante brindar una adecuada retroalimentación de esta forma se eviten confusiones que lleven una mayor carga emocional en los padres y a mayores dificultades en el manejo de los procesos.
Sensación de impotencia
Es normal que los padres se sientan impotentes frente la situación actual debido a que, a pesar de las mejorías que el proceso terapéutico puede generar en la calidad de vida del usuario, muchas de las expectativas previas que presentaban los padres con respecto al desempeño de sus hijos no podrán cumplirse. Por lo anterior, es importante promover en los padres la aceptación hacia el diagnóstico y ayudarlos a elaborar la nueva integración en el núcleo familiar.
Tendencia a la confrontación
Existen momentos donde el padre busca un culpable de la situación actual o llega a culpabilizarse por la situación actual, generando que tengan conflictos con los profesionales o miembros de la familia cercanos al proceso. Se recomienda dejar claro que no existe un culpable en el diagnóstico y que la molestia o la frustración de los padres presentada en este momento es normal, pero debe expresarse de formas adecuadas para evitar que esta respuesta se convierta en un impedimento terapéutico.
Pérdida de control
Es una situación común debido a que la familia ingresa a una nueva dinámica de manera intempestiva donde se requiere generar nuevas normas dentro del núcleo familiar, lo que puede generar una fuerte indisposición o a tender minorizar las problemáticas actuales, por lo tanto, siempre se debe ser sincero con los cambios presentados y validar las emociones, buscando generar consensos que se ajusten a situación actual de la familia para mantener una regulación adecuada al entorno
Recuerda que es completamente normal experimentar alguna de las situaciones descritas anteriormente, y que lo más recomendado es hablar con las personas cercanas a la situación, además de buscar ayuda terapéutica si se ve necesario. En RIIE estamos disponibles para ayudar en el proceso de asumir los diagnósticos, buscando que la dinámica familiar se adapte y permanezca siendo lo más normal posible.
Realizado por:
Andrés Leonardo Sarmiento
Psicólogo RIIE