AL IGUAL QUE LOS DEMÁS MÚSCULOS DE NUESTRO CUERPO, NUESTRO CEREBRO NECESITA ENTRENAMIENTO.
Los Trastornos del Espectro Autista – TEA (Autistic Spectrum Disorder – ASD)
Son un conjunto de alteraciones del desarrollo que, comúnmente, surgen y se manifiestan con rasgos en los tres primeros años de vida de los niños (con incidencia en la comunicación, la interacción social, la imaginación y el comportamiento). Comprendemos que no es algo que el niño pueda adquirir, no es causado por los padres o educadores, por la sociedad, sino es una condición, un estado que acompaña y acompañará al niño hasta la adolescencia y la edad adulta.
Encontramos que las capacidades cognitivas, respecto al nivel de inteligencia en la mayoría de los casos, no son equivalentes, verificándose una discrepancia entre las habilidades no verbales y las habilidades verbales. Por ejemplo, un niño con bajo nivel de comprensión respecto a lo que significa determinado código de lenguaje, es capaz de leer antes que escribir de una manera fluida, teniendo en cuenta su estimulación, su edad y la madurez de su desarrollo para el efecto*.
Los niños, jóvenes, y adultos, con trastorno autista (o trastornos del espectro autista), muestran sus habilidades en el marco ilegítimo de quienes han determinado lo que es un desarrollo normal o típico.
La rehabilitación cognitiva de niños y jóvenes dentro del espectro autista depende del conocimiento que puedan brindarnos ellos, sobre ellos mismos; la diversidad de manifestaciones y características, dificultades, y resistencias son, hasta cierto punto, un reto y una dificultad que debemos superara más nosotros que ellos.
Fortalecer sus habilidades, respetando siempre la individualidad, implica superar las limitaciones del observador prejuicioso, aquel que no comprende (a partir de su sesgo auto-referencial) los alcances y límites de cada niño y joven.
La rehabilitación cognitiva se convierte, entonces, en un proceso único e intransferible. Realizar intervenciones ajustadas a las condiciones singulares de cada caso, es la única manera de servir de apoyo para entrenar funciones cognitivas alteradas (en el marco de las relaciones interpersonales que limitan la experiencia de estos sujetos en nuestras formaciones sociales).
La rehabilitación cognitiva se dirige a satisfacer y recuperar esas habilidades diferenciadas de manera irregular por la condición autista. El propósito es potenciar los mecanismos de articulación con el entorno y promover mecanismos autónomos de socialización, aumentando las posibilidades comunicativas y expresivas de niños y jóvenes, sin que con esto se fuerce y destituya el particular modo de desarrollar la personalidad de cada niño y joven dentro del espectro; todo esto a través de un trabajo integral que vincula diferentes áreas de la dimensión humana.
En las diferentes sesiones de terapia es importante que terapeuta, padres y niños o jóvenes participantes comprendan el porqué de cada acción realizada, encontrando así un significado, un motivo, herramientas que permitan la mediación entre la especificidad del espectro autista y el entorno: la disciplina, las reglas, rituales de ajuste a la realidad, las experiencias vinculantes, y, de forma intensiva, trabajar en la adquisición de habilidades de interrelación, con refuerzos estratégicos que apunten a superar o mediar en las posibles barreras detectadas.
Según se sabe, el área frontal del cerebro, responsable de una serie de funciones ejecutivas, manifiesta un sin número de variaciones que limitan sus procesos de articulación. Sin embargo, las neurociencias nos enseñan que el cerebro está dotado de una infinita plasticidad: plasticidad del desarrollo, la modulación y la reparación.
Las funciones cognitivas alteradas pueden ser, de este modo, trabajadas después de una adecuada detección de los obstáculos a superar, a través de la evaluación neuropsicológica y, desde luego, mediante la aplicación de un entrenamiento cognitivo.
El proceso cognitivo se someterá́, de este modo, a un desarrollo programado con anticipación y a mejoras de la conducta direccionadas bajo un estricto protocolo diseñado con anterioridad, el cual determinará la intensidad y la repetición de los ejercicios, las tareas y la particularidad de las prácticas que deberán ponerse en marcha.
Los objetivos y las habilidades que se desarrollarán pueden ser lentos, pero la graduación de los objetivos es, también, un requisito fundamental para evitar la frustración del paciente y de sus acompañantes. La planificación y organización de la terapia se realiza de forma creciente, jerarquizando las actividades según un esquema de programación ondulada, en la cual se distribuyan las metas a corto mediano y largo plazo sin descuido de las prioridades inmediatas.
Como se señalaba, cada sujeto autista es único, por lo cual el proceso debe ser individualizado y personalizado de acuerdo con sus características e historia de vida. Todo este proceso de rehabilitación implica ayuda, es decir una colaboración coordinada en la que se incluyan partícipes de sus distintas esferas sociales: la complicidad de los padres, familiares y técnicos, en el hogar, en la clínica y en el colegio, de modo tal que se nos permita evaluar y comprender los resultados y avances.
Los éxitos y fracasos dependen de cada sujeto y de su capacidad de resiliencia ante las situaciones a las que está expuesto, así́ como de cada uno de los que trabajen con él.
Como parte del proceso de desarrollo cognitivo a niños y a jóvenes, se les dará la oportunidad de asumir y disfrutar una vida plena, capaces de apropiarse de un sentido de vida. El objetivo es que ellos tenga la capacidad de desenvolverse en diferentes contextos sociales, desempeñar diferentes roles y asumir situaciones complejas, junto con sus familias y redes de apoyo un crecimiento constante.
¿Qué podemos hacer para fortalecer las funciones ejecutivas en casa?
- Hacer una planificación diaria: Hay que enseñarles a planificarse en su día a día, mediante lista de “cosas que hacer” sin tiempo y priorizando entre las actividades o mediante agendas visuales.
- Por otro lado, están muy acostumbrados a seguir rutinas, que aprenden por secuencias visuales y una manera de trabajar es alterando esa secuencia y que encuentren una solución (trabajando la flexibilidad).
- Aumentar la flexibilidad en la resolución de problemas, mediante actividades de agrupar objetos en categorías diferentes, mediante actividades de ilusiones ópticas (figura-fondo), actividades de go–no go, actividades que alternan el tipo de instrucciones, etc.
- Aumentar la flexibilidad en el lenguaje mediante actividades que trabajen el lenguaje no literal (metáforas, ironías, bromas, refranes, etc.), con actividades que contengan palabras con múltiples significados, etc.
- Desarrollar la atención mediante diferentes fichas o actividades de papel y lápiz como: discriminación de letras y números, discriminar dibujos iguales o diferentes al modelo, encontrar elementos ocultos en fondos sencillos, buscar objetos escondidos, seguir trayectorias, completar códigos, etc. Se pueden revisar libros como: «Atención-Observación de Progresint o Fichas de atención de GEU».
- Desarrollar la memoria con actividades para: recordar visual o auditivamente secuencias, reproducir de memoria una secuencia de trazos, repetir en orden una serie de números, etc. Para los mayores películas o dibujos animados. «Libros de mem (Programa para le estimulación de la memoria, la atención, el lenguaje y el razonamiento) de Cepe».
- Desarrollar la planificación mediante actividades como: rompecabezas, laberintos, seguir caminos en cuerdas enredadas, ordenar historias, etc. Libro «Programa de entrenamiento en Planificación de Cepe».
- Desarrollar las habilidades cognitivas mediante juegos como: juego de construcción, mini arco, juegos de mesa, juego de Simón Dice, juego de RushHour, etc. *
* Extraído de la publicación en pág. Web https://www.redalyc.org/pdf/1793/179348853007.pdf
¿Cómo parte de la terapia de rehabilitación cognitiva? ¿Por qué la experiencia lúdica resulta ser un recurso necesario para la terapia cognitiva y conductual de niños y jóvenes dentro del espectro autista?
En diferentes aproximaciones cognitivas se ha sugerido que niños y jóvenes diagnosticados dentro del espectro autista permanecen, para ciertos aspectos de su vida, siempre en un estado de infancia, sin embargo, se ha descubierto que es el despliegue de actividades lúdicas, de juegos de socialización, mediante el cual los sujetos logran incorporarse en las redes de conducta y articulación social madurando su estado pueril.
Resulta innegable el poder de atracción que genera en todos nosotros: cierta potencia incorruptible, cierta singularidad inalienable, cierta auténtica ingenuidad afirmadora, inserta en la lúdica experiencia de la infancia, de la niñez, cuando ella se despliega siendo simplemente ella.
Enfrentarnos a tal fuente de vitalidad que se resiste a ser justificada, no puede más que dejar a nuestra estupefacta observación una impresión paralizante.
Innumerables recuerdos, conmemoraciones, alegorías se erigen en su nombre. Cada artista inmortalizado en la historia con sus obras, cada filósofo ha fijado su atención en ella:
Cada niño es un artista. El problema es cómo seguir siendo artista una vez que crezca (Pablo Picasso)
La única costumbre que hay que enseñar a los niños es que no se sometan a costumbres (Jean-Jacques Rousseau)
Lo maravilloso de la infancia es que cualquier cosa es en ella una maravilla (Gilbert Keith Chesterton) A Freud no se le escapa esta problemática y a finales del siglo XIX propone La felicidad
es el cumplimiento diferido de un deseo prehistórico. He aquí por qué la riqueza nos hace tan poco felices: el dinero nunca fue un deseo de la infancia.
La experiencia lúdica se convierte en la primera interacción con el otro (en este caso un objeto personificado o al cual le atribuyen cualidades humanas o amorfas) así que es a través del juego inicialmente solitario posteriormente compartido que se logra aproximarse más eficazmente a la socialización, y es por ello, que resaltamos hoy su papel terapéutico en el tratamiento de niños y jóvenes dentro del espectro autista.
Hay técnicas y métodos de enseñanza especializados para los niños con autismo porque tienen una característica especial, que son aprendices visuales. Por este motivo, se suele trabajar la relación imagen-objeto, porque en ocasiones los niños con autismo no hablan en parte porque no relacionan las palabras con el objeto o el significado específico. No obstante, antes de llegar a este punto, hay que enseñarles a comunicarse y mucho antes, a tener interés en comunicarse, que es lo más difícil. Para ello, lo primero que hay que hacer es meterse en sus intereses, sólo así se puede captar la atención de los niños con autismo.
Cada juego normal de los niños como las escondidas, al balón, etc., que el resto de los niños aprenden de forma fácil por imitación, a los niños con autismo les cuesta mucho aprender a jugar. Además, tienen intereses muy restringidos que, poco a poco, hay que trabajar para ampliar.
Debido a que vivir en sociedad es un componente muy importante de la vida, es esencial trabajar para que ellos aprendan, pero también es muy importante que el resto de los niños sin TEA aprendan cómo piensa y siente un niño con autismo y cómo llegar a él. Cuando se trabaja con estos niños desde pequeños pueden conseguir total autonomía en el futuro. *
*Tomado de https://www.guiainfantil.com/articulos/salud/autismo/el-aprendizaje-de-los-ninos
Finalmente el juego como mecanismo terapéutico en la rehabilitación cognitiva reconoce que el niño es niño, y que el joven, incluso los adultos, no dejan de anhelar ser niños, y partiendo de su poder vinculador, generador de habilidades y destrezas a través de competencias, roles, y dinámicas, logra hacer más fácil la comprensión del mundo, un mundo que no es rápida ni cómodamente descifrable ni leíble, donde la adaptación continua es una demanda constante para nuestros niños y jóvenes con TEA.
P O R ANA CAROLINA LOAIZA R. Licenciada en Psicología y Pedagogía Universidad Pedagógica Nacional
Terapeuta Cognitiva RIIE