En este blog hablaremos de los cambios en la alimentación infantil, los efectos de la desnutrición, la alimentación complementaria y la selectividad alimentaria, también conocida en los niños como “Picky eaters” o “niños picky”.
e ha considerado que la dieta e ingesta calórica no solo cumplen un rol que actúa como vía de desarrollo, sino también como un factor preventivo de alteraciones en edades avanzadas. En años recientes, se ha evidenciado una tendencia significativa por investigar acerca del vínculo entre los alimentos que son consumidos por los niños y la relación con funciones fisiológicas, metabólicas e inmunológicas, una dieta equilibrada y el consumo de alimentos acordes a cada edad están asociados a un riesgo menor de desarrollar enfermedades como alergias, trastornos neurológicos y cognitivos, y se encuentra estrechamente influenciada por agentes externos que son vitales en los primeros 1.000 días de vida.
Los efectos de la desnutrición en la primera infancia (0 a 8 años) pueden ser devastadores y duraderos, dado que dificultan el desarrollo conductual y cognitivo, el rendimiento académico y la salud reproductiva, lo que socava la eficiencia del trabajo futuro. Dado que el retraso del crecimiento ocurre casi exclusivamente en el período intrauterino y los primeros 2 años después del nacimiento, es importante tomar medidas de intervención temprana para prevenir alteraciones a lo largo del ciclo vital.
Si un niño recibe una buena nutrición en los primeros años de vida tendrá un impacto profundo en su salud y su capacidad para aprender, comunicarse, analizar y pensar, socializar de manera efectiva y adaptarse a nuevos entornos y nuevas personas. Una buena nutrición es la primera línea de defensa contra muchas enfermedades infantiles, que pueden dejar una huella de por vida en los niños. “Cuando no hay suficiente comida, el cuerpo debe decidir cómo utilizar los recursos alimenticios disponibles. Primero está la supervivencia, luego el crecimiento. En términos de nutrición, el cuerpo parece verse obligado a clasificar el aprendizaje hasta el final. Entre los efectos profundos y variados, pueden observarse:
- Crecimiento físico y desarrollo motor retardados
- Efectos generales en el desarrollo cognitivo
- Resultando en un bajo coeficiente intelectual (inferior en 15 puntos o más en los severamente desnutridos)
- Un grado mayor de problemas conductuales y habilidades sociales deficientes en edad escolar
- Atención disminuida, aprendizaje deficiente y logros educacionales más bajo
El proceso de alimentación es muy importante desde el inicio del ciclo de vida, para los recién nacidos la lactancia materna es el mejor alimento durante los primeros meses después del nacimiento, dado que debido a que sus componentes (agua, proteínas, grasas, carbohidratos, vitaminas y minerales) logran mantener un equilibrio electrolítico en el bebé, permitiendo cubrir sus necesidades nutricionales para un adecuado crecimiento y desarrollo físico.
Desde el punto de vista emocional, asegura el establecimiento de una buena relación madre-hijo y un vínculo de apego seguro con la madre, ambos necesarios para el correcto desarrollo de una persona independiente, indispensable y segura. Por todas estas razones, la lactancia materna se considera un método de referencia para alimentar y criar a bebés y niños pequeños. Muchos estudios científicos han demostrado que la leche materna es mejor que cualquier otro alimento (leche de fórmula) en términos de nutrición y desarrollo en los primeros meses después del nacimiento, lo que indica un mayor riesgo de una variedad de problemas de salud para los bebés por el hecho de no ser amamantados.
¿POR QUÉ INICIAR LA ALIMENTACIÓN COMPLEMENTARIA?, ¿CUÁL ES SU FINALIDAD?
Durante las etapas de crecimiento y desarrollo los niños adquieren habilidades necesarias para desenvolverse en un contexto exigente en dimensiones sociales, cognitivas, escolares y culturales, por lo que la alimentación exclusiva con leche materna o de fórmula puede ser insuficiente para suplir las demandas o necesidades actuales del niño a medida que su cuerpo se desarrolla y adapta al entorno. La alimentación complementaria nace como una forma de cumplir los siguientes objetivos en los controles de desarrollo:
- Promover un adecuado crecimiento y desarrollo neurológico, cognitivo, del tracto digestivo y el sistema neuromuscular.
- Proveer nutrientes que son insuficientes en la leche materna, tales como: hierro, zinc, selenio, vitamina D.
- Enseñar al niño a distinguir sabores, colores, texturas y temperaturas diferentes, así como a fomentar la aceptación de nuevos alimentos.
- Promover y desarrollar hábitos de alimentación saludable.
- Favorecer el desarrollo psicosocial, y la interrelación correcta entre padres e hijos.
- Conducir a la integración de la dieta familiar.
Promover una alimentación complementaria que permita prevenir factores de riesgo para alergias, obesidad, desnutrición, hipertensión arterial, síndrome metabólico, entre otras
Las necesidades y requerimientos nutricionales cambian proporcionalmente a medida que el niño crece. Característicamente, a partir de los seis meses, el bebé necesita una mayor ingesta energética y algunos nutrientes específicos como: hierro, zinc, selenio, calcio y vitaminas A y D. La leche materna exclusiva y la fórmula infantil no son suficientes para cubrir esto en un lactante sano, por lo que deben implementarse alimentos complementarios. Si la dieta del niño no cubre la necesidad adicional de estos nutrientes, su crecimiento y desarrollo pueden verse afectados, dando lugar a la aparición de las primeras banderas rojas (señales de alerta) durante su desarrollo.
¿CUÁNDO INICIAR LA ALIMENTACIÓN COMPLEMENTARIA?
Este momento tan anhelado para los padres, debe ser contemplado desde diferentes factores que pueden estar involucrados en el éxito de una correcta práctica y buena implementación de alimentos, tales como: la edad, la capacidad del niño para la digestión y absorción de los diferentes micro y macronutrientes presentes en la dieta, las habilidades sociales y motoras adquiridas, como también, el medio socioeconómico en el que se encuentra.
Es importante comprender que desde cualquier área los procesos de los niños son independientes, y cada uno tiene un ritmo diferente de aceptación, por lo que se sugiere seguir las indicaciones del pediatra para iniciar la alimentación complementaria y experimentar la introducción de alimentos con diversas combinaciones, sabores y texturas para animarlos a comer. La aceptación de los alimentos nuevos sólo se conoce después de al menos 3 a 5 intentos de ofrecérselo; si es rechazado nuevamente, se sugiere suspenderlo para ofrecerlo otra vez más adelante, igual o con otra presentación, antes de hablar del término “selectividad alimentaria”, popular en la actualidad.
Cantidad, textura y frecuencia de los alimentos
Si se proponen alimentos de bajo costo nutricional que la leche materna (por ejemplo, agua de panela o refrescos), la ingesta de energía va a ser menor que la que obtenía con la lactancia materna exclusiva y esto puede provocar desnutrición.
La porción verdadera de comida que necesita un niño es dependiente de la densidad de los alimentos que se proponen y de la capacidad gástrica. Generalmente, los alimentos de la ingesta de alimentos complementaria poseen entre 0.6 y 1 kcal/gramo, y generalmente es deseable que su densidad energética sea entre 0.8 y 1 kcal/gramo.
Al inicio de los seis meses, el lactante puede comer alimentos sólidos o semisólidos, en forma de puré o aplastados. A la edad de ocho meses, la mayoría de los lactantes puede comer alimentos sólidos triturados. A los 12 meses, la mayoría de los niños pueden comer los mismos alimentos consumidos por el resto de la familia. Existen pruebas sobre la presencia de una “ventana crítica” para incorporar alimentos triturados, de tal manera que si son administrados más allá de los 10 meses de edad, puede incrementar el riesgo posterior de sufrir problemas de alimentación, por lo que es importante elevar la consistencia de los alimentos de acuerdo a la capacidad que tiene el niño de ingerirlos, así como la frecuencia diaria en que debe suministrarse, por lo que se sugiere que sean tres comidas principales en el día y onces intermedias entre las mismas guardando un equilibrio entre porciones para garantizar un vaciamiento gástrico ante la presentación de cada alimento, sin afecciones de apetito.
DIFICULTADES QUE SE PUEDEN PRESENTAR EN LOS INFANTES DURANTE LA IMPLEMENTACIÓN DE ALIMENTACIÓN COMPLEMENTARIA
La implementación de la alimentación complementaria es un reto para los padres en la actualidad, dado que pueden presentarse diversas dificultades que van en relación con: apetito limitado, ingesta selectiva, temor a alimentarse, y pueden desencadenar alteraciones en la ingesta de alimentos y carga nutricional acorde a la edad. A continuación, se relacionan características y manejo de las dificultades en mención:
Imágenes tomadas de: Rybertt, V. (2016). Aversión sensorial a los alimentos: un nuevo diagnóstico para un antiguo problema. Contacto científico, 6(6).
La selectividad alimentaria es una característica del término actualizado “picky eaters” para definir a los niños que presentan conductas sumamente selectivas a la hora de comer, por ejemplo: rechazar alimentos específicos tales como: vegetales, verduras, frutas, proteínas y en contraposición tener preferencia por alimentos ricos en azúcar, harinas o frituras. Dentro de las características de esta población, también se encuentra el saciado en menor tiempo, es decir, solo consumen 2 o 3 bocados y se niegan a recibir más con conductas evasivas.
Desde Fonoaudiología, se puede ayudar en todo el proceso de lactancia materna, y transición a la alimentación complementaria a través de estrategias de promoción y prevención, como también evaluación, diagnóstico e intervención en terapia miofuncional para mitigar los riesgos de desarrollar alteraciones en la ingesta de alimentos y garantizar un adecuado proceso de alimentación en cada fase deglutoria, así mismo, se realiza un trabajo interdisciplinar con otras profesiones: psicología, terapia ocupacional, nutrición y pediatría, para garantizar el adecuado desarrollo alimenticio del niño.
RECOMENDACIONES
A continuación, te brindamos una lista de recomendaciones que serán útiles en las rutinas diarias con tu pequeño:
1. Debes establecer límites claros, relacionados con lugar, espacio y alimentos presentados durante el proceso de alimentación, tu hijo debe tener un lugar fijo donde pueda sentarse con una silla apropiada o adaptada al comedor.
2. Debes evitar distracciones: no uses juegos, televisión o videos que puedan servir de distractor mientras tu hijo se alimenta, pues de esta forma no llegará la sensación de llenura a su cerebro y puede verse afectado su proceso de apetencia.
4. Limitar tiempo: aunque tu hijo tiene su propio ritmo de alimentación, tu debes ir enseñando los tiempos con estrategias de relojes o sticker que indiquen a dónde deben llegar, para evitar que comience a jugar con la comida y extienda el tiempo funcional de alimentación.
5. Mantener una actitud neutral: no debes enojarte, retarlo, forzarlo o sobre estimularlo durante sus momentos de alimentación.
6. Debes introducir paulatinamente alimentos nuevos, para evitar neofobias (rechazo natural a alimentos nuevos), ofrécelo en diferentes presentaciones y permite su manipulación con las manos, el sentir, oler y/o probar hacen parte del proceso de alimentación.
7. Si tu hijo presenta conductas disruptivas durante la alimentación, procura no forzarlo a comer mientras está alterado, opta por “tiempos fuera” en donde retires el plato por unos minutos, realices una actividad diferentes y lo puedas volver a integrar rápidamente, sin generar aversión ante la presentación del mismo.
8. Tolera el “desastre”: no lo limpies cada vez que coma, permite que se ensucie y descubra las texturas y consistencias de los alimentos que le presentas.
9. Permite que tenga hambre: el proceso de vaciamiento gástrico es importante, procura no darle de comer ni tomar líquidos mínimo 1 hora antes de sus comidas principales.
REFERENCIAS
Bernat, N. S. O., García, J. A., Soler, L. F., & Bach-Faig, A. (2021). Nuevas tendencias en alimentación infantil.
Bellefeuille, I. B. (2014). El rechazo a alimentarse y la selectividad alimentaria en el niño menor de 3 años: una compleja combinación de factores médicos, sensoriomotores y conductuales. Acta Pediatr Esp, 72(5), 92-7. Cuadros-Mendoza, CA, Vichido-Luna, MA, Montijo-Barrios, E, Zárate-Mondragón, F, Cadena-León, JF, Cervantes-Bustamante, R, Toro-Monjáraz, E, & Ramírez-Mayans, JA. (2017). Actualidades en alimentación complementaria. Acta
Jessica Alejandra Giraldo González
Fonoaudióloga – Universidad del Rosario
RIIE (Rehabilitación Integral Infantil Especializada)
Rosa Milady Sabogal Torres
Fonoaudióloga – Universidad Manuela Beltrán
RIIE (Rehabilitación Integral Infantil Especializada)