¡Tiempo de calidad! Construyendo relaciones sanas con mi hijo

Tabla de contenido

Muchas veces en el diario vivir tenemos múltiples obligaciones, tareas que hacen que nuestra atención no esté con nuestros hijos, solo podamos cumplir algunas de sus necesidades o podamos compartir parte del tiempo del día con ellos.

Te has preguntado: ¿eso es tiempo de calidad?

A veces entendemos la calidad como aquello que encaja en la comodidad de tenerlo todo o de suplir sus necesidades, pero dejamos de lado el compartir, entender, preguntar y sobre todo jugar, pues es allí donde se empieza a tener una adecuada relación. Por ello el tiempo de calidad debe ser sin interrupciones, sin prisa, sin juicios, críticas o cuestionamientos frente a comportamientos no esperados.

¿Qué debo hacer? ¿Te lo has preguntado?

Lo primero que debes hacer es buscar que haya una conexión, que el niño entienda que tú como adulto estás para él, no gritar, indicar lo que podría hacer brindándole opciones que permitan su autorregulación, haciéndole ver que él es el que manda en el juego, sin creer que estás perdiendo autoridad, trasmitiendo que también él puede elegir, que puede ser el líder.

También podrías escuchar su experiencia en el colegio, su participación en una actividad, no interrumpas, presta atención mostrando interés indagando por sus sentimientos, pensamientos y emociones, validando de manera positiva sin centrarse en la actuación, eso trasmitirá empatía y comprensión.

La clave está en acompañar al niño sin dirigirle, sin pedirle que haga algo específico, eso es estar presente, no juzgar, no criticar, permanecer ahí, estables, acogedores, conteniendo emociones. Lo importante es que conozcas a tu hijo, no actúes, no finjas que lo estás disfrutando, pues estas trasmitiendo el mensaje de que no te importa.

La invitación es a permitir que nuestros hijos sean libres y autónomos. Si eso te genera malestar, debes entonces preguntarte ¿por qué?  Es aquí donde también debes pensar en el rol como padres y tu salud mental, porque la responsabilidad no es únicamente ser padres, es también ser padres co-regulados, capaces de entender y escuchar, teniendo siempre claro que a los hijos hay que dejarlos ser y que estamos para apoyarlos sin ninguna restricción.

Realizado por CRISTHIAN ESPITIA.

Psicólogo clínico RIIE